Para los griegos Eolo era el responsable de los vientos destructivos, para los sumerios Enlil, pero para el mundo árabe pre-islamico este tipo de vientos eran responsabilidad de unos individuos no tan divinos, los Djinn.
El Corán adopto dentro de su teología a estos seres astrales, creados por el fuego, que representan el bien y el mal a su vez.
Dotados de libre albedrío, se les responsabilizaba de travesuras cotidianas o catástrofes como los tornados de arena del desierto, pero también de ser la fuente de inspiración para filósofos, poetas y adivinos.
Su relación con los deseos se encuentra en el Corán, donde el mítico rey Salomón tenia a sus servicio a los Djiin, quienes levantaron para el los grandes templos.