BIOGRAFÍA ALEJANDRO HELIOS

Siendo muy joven descubro un especial interés por los minerales que conllevó a conocer al primer amor de mi vida, la gemología.

No solo fue la belleza de las piedras lo que me cautivo, su contexto histórico y geológico me contaban historias fascinantes… De cómo los guerreros griegos portaban “adamas”, diamantes, como amuletos, pues ya sabían que era un mineral prácticamente indestructible…  O como estos escasos milagros químicos son la magnífica manifestación del poder de la naturaleza, capaz de convertir el carbono en algo tan simple como el grafito o en algo tan deslumbrante como un diamante. 

Estudiar historia de la joyería me hizo entender el especial interés de la humanidad por las piedras preciosas. Muchos veían amuletos, otros tantos la irresistible capacidad de distinguirse de sus semejantes, pero siempre y en común se extendía un especial misticismo alrededor de ellas. Reyes, reinas, conspiraciones y maldiciones… las leyendas y mitos que giran en torno a joyas se cuentan por miles.  

Y cuanto más veía el especial tratamiento que se le daban a estas expresiones de arte en tiempos pasados, más me alejaba del concepto moderno de la joyería… comenzando un viaje irreversible hacia la búsqueda de la singularidad, diseñando pequeñas composiciones que brillan con el fulgor de las estrellas. Estudiadas en cada uno de sus aspectos de belleza, armonía y simbología, apoyándome tanto en las técnicas tradicionales como de última generación para conseguir siempre el acabado que exige el querer ser cada día más grande. 

En mis más de 20 años de profesión he encontrado la satisfacción de dedicarme a algo que me encanta, complicarme la vida haciendo tangibles sueños e ideas cuya única misión es enamorar, expresar y tener la capacidad de crear un vínculo singular con su portador. 

Crear una de estas piezas es vivir una aventura a través de la evolución de sus formas, desde que se piensa hasta que se le dice adiós en una pequeña cajita… cada segundo dedicado a ellas me hace vivir una preciosa vida. 

Alejandro Helios